Cuando hablamos de sostenibilidad empresarial tenemos que concebir este concepto más allá de la sostenibilidad ambiental y entender que cualquier acción sobre el medio ambiente tiene un impacto social y económico que traspasa el ámbito corporativo.
La incorporación de medidas de sostenibilidad ambiental tienen impacto directo en las cuentas de resultados de las empresas, en la operativa de su red de colaboración y de trabajo y también en la sociedad en general. Todas las empresas tenemos la responsabilidad de actuar responsablemente teniendo presente esta idea.
Cumplimiento de la normativa
Cumplir la normativa no siempre es sinónimo de disponer de políticas efectivas en materia de sostenibilidad. El reto no consiste solo en el cumplimiento normativo, sino al saber interpretar los objetivos de la norma y avanzarse.
Convirtiendo la normativa en una herramienta que contribuye a impulsar una transformación real de las empresas, incorporando la sostenibilidad de forma estratégica y transversal en el modelo de negocio.
Oportunidad de posicionamiento real
Esta normativa no es una imposición, sino una oportunidad que nos abre la puerta a implantar cambios reales y profundos y nos marca el camino para seguir avanzando en materia de sostenibilidad y hacia una economía circular.
Para ser reconocida como empresa sostenible, primero tenemos que ser capaces de implantar cambios efectivos con un impacto positivo sobre la sociedad y, después, tenemos que saber comunicarlo estratégicamente.
En este sentido el papel de Spora es doble. Por un lado actuamos como partner estratégico, identificando las oportunidad de las nuevas regulaciones, anticipándonos e implantando los cambios necesarios y viables a nivel de organización. Por la otra, trabajamos la comunicación corporativa en nivel estratégico porque sostenibilidad y empresa se entiendan como un todo.
En este sentido, incorporar la sostenibilidad de forma transversal es una apuesta segura por el posicionamiento empresarial. Integrar la sostenibilidad desde la fase inicial del desarrollo de productos o servicios impacta positivamente en toda la cadena de valor, desde los proveedores hasta los consumidores. Esto permite a la empresa no solo cumplir con las regulaciones vigentes, sino avanzarse a futuras normativas, y situarse como pionera en materia de sostenibilidad.
Redes colaborativas
Como ya hemos mencionado anteriormente, el camino hacia un modelo efectivamente sostenible no está directamente relacionado con el cumplimiento de normativas, sino al cambiar la mirada y percibirlas como activador de crecimiento, innovación y colaboración entre empresas, y así construir una economía más justa, resiliente y sostenible.
¿Por qué creemos necesario crear redes productivas de colaboración entre empresas? Los proyectos colectivos que involucran múltiples actores dentro de la cadena de valor permiten a las empresas beneficiarse mutuamente. De aquí deriva el concepto de servitización, que genera una mayor eficiencia y un impacto positivo tanto a nivel económico como ambiental.
Apostar por cadenas de valor compartidas, donde las empresas trabajan conjuntamente para optimizar procesos, es clave para fomentar una economía circular.
¿Ser sostenible cuesta más?
A menudo las empresas ven las normativas como una imposición. Y frecuentemente, también tienen la percepción que estas normativas solo suponen una carga adicional, con mayor gasto asociado, mayor carga de trabajo y más complicaciones a nivel de gestión administrativa.
Esto es así cuando las empresas abordan la sostenibilidad con el único objetivo de dar cumplimiento a las normativas, sin adoptar medidas efectivas, generando gastos innecesarios e ineficiencia.
Está claro que ‘cumplir para cumplir’ implica mayores esfuerzos, puesto que se mantiene el modelo de negocio sin cambios estructurales y solo se añaden tareas administrativas y más costes.
Pero si la empresa hace una apuesta firme y transversal que actúe sobre procesos, productos y servicios, esta acaba repercutiendo positivamente en los balances económicos de la empresa.
Reducir cantidades y tipologías de materiales, modificar procesos y apostar por la servitización, optimizar la logística y el transporte, tanto de primeras materias como del producto final, analizar oportunidades relacionadas con el uso de subproductos y mermas, entre muchas otras medidas, impacta directamente en una mejora de los resultados económicos.
Desde Spora trabajamos para evidenciar que la apuesta por la sostenibilidad y la circularidad repercute positivamente en el total de la organización, y que hay que abordar la sostenibilidad desde una perspectiva global: revisando modelos empresariales, poniendo en valor el producto o servicio, eliminando todo aquello superfluo, y asumiendo la responsabilidad en la consecución de un cambio real y profundo.