En este insight profundizamos en uno de los 8 grandes desafíos que es necesario abordar de manera inmediata para hacer más eficiente la gestión de los residuos municipales. Actualmente nos enfrentamos a una falta de indicadores homologados, lo que genera una gran desconfianza e inseguridad para replicar y evaluar la implementación de los diferentes modelos de recogida. Los datos se proporcionan de forma parcial y sesgada, sin toda la información necesaria para evaluar realmente la eficiencia del modelo. Todo esto está llevando a una situación de retroceso importante en materia de gestión de residuos, con municipios que se encuentran con las limitaciones del modelo una vez implantado por falta de información fiable previa.

La normativa estatal en materia de residuos, la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular, establece que las «entidades locales deberán priorizar los modelos de recogida más eficientes, como el puerta a puerta o el uso de contenedores cerrados o inteligentes que garanticen ratios de recogida similares». Para determinar el modelo óptimo en cada caso es clave establecer un sistema de cálculo de indicadores que hagan comparables los diferentes sistemas de recogida con el objetivo de disponer de datos objetivables que permitan extraer conclusiones y den seguridad a los municipios en el momento de su implantación.

Desde Spora llevamos años trabajando para definir indicadores estandarizados y homologables que permitan hacer estas comparativas. La siguiente tabla muestra los principales indicadores para el seguimiento de la gestión de los residuos municipales y las unidades de medida que permiten comparar modelos.

Tabla de indicadores

[1]No se contabilizan los datos de escombros recogidos en puntos verdes como residuos municipales. De acuerdo con la definición de residuos municipales de la Directiva Marco de Residuos 2008/98/CE y con la Decisión de Ejecución de la UE 2019/1004 referente al cálculo de los datos de residuos municipales.

[2] No se contabilizan los datos de escombros recogidos en puntos verdes como residuos municipales. En concordancia con la definición de residuos municipales de la Directiva Marco de Residuos 2008/98/CE y con la Decisión de Ejecución de la UE 2019/1004 relativa al cálculo de los datos de residuos municipales.

Los indicadores presentados son instrumentos para analizar y evaluar los resultados y características de los servicios de recogida municipales. Permiten determinar los niveles de eficiencia y eficacia en el logro de los objetivos normativos, identificar puntos de mejora y comparar los diferentes modelos de recogida.

Los indicadores por habitante se refieren a la población empadronada en cada municipio. Aunque en algunos casos estos indicadores pueden proporcionar una imagen distorsionada al no disponer de datos de población equivalente, que tenga en cuenta la población estacional en municipios turísticos y/o de elevada actividad comercial, es necesario dejar de trabajar con valores absolutos (totales) o relativos (porcentajes) al realizar comparativas.

Indicadores de recogida selectiva

Para comparar porcentajes de recogida selectiva, es necesario contabilizar en cada caso los mismos flujos de residuos recogidos por separado con respecto a la totalidad de los residuos municipales generados, incluyendo los residuos abandonados, los repasos y la fuga.

En las recogidas de residuos individualizadas y en modelos con contenedores cerrados con tecnología de identificación del usuario, aparece la fuga de residuos por parte de la población que no está de acuerdo con el sistema implantado y que ilegalmente deposita sus residuos en municipios vecinos o en los contenedores abiertos del propio municipio cuando la implantación es parcial. En este caso, es necesario estimar la fuga a partir del análisis de los datos de participación y de los datos de captación y generación previos e incorporarla al cálculo.

Es mucho más objetivo trabajar con datos basados en la captación per cápita en kg/hab. y año brutos y netos. Los datos relativos, porcentuales, tal como se están calculando en muchos casos, son solo un soporte comunicativo.

Aunque a nivel municipal y en Cataluña se calculan los índices de recogida selectiva neta y bruta, la ley estatal 7/2022 en materia de residuos, que transpone la Directiva (UE) 2018/851 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 30 de mayo de 2018, por la que se modifica la Directiva 2008/98/CE de residuos y la Directiva (UE) 2019/904, de 5 de junio de 2019, relativa a la reducción del impacto de ciertos productos de plástico en el medio ambiente (Directiva sobre plásticos de un solo uso, Directiva SUP), no establece objetivos de recogida selectiva. Prevé objetivos de preparación para la reutilización y el reciclaje de los residuos municipales del 55% en peso en 2025, del 60% en 2030 y del 65% en 2035. Y fija un objetivo concreto de PxR del 5% en peso respecto al total para 2025, un 10% para 2030 y un 15% para 2035.

Para el cálculo de estos objetivos, Cataluña aplicará la metodología de la normativa europea establecida en las Decisiones de Ejecución de la Comisión derivadas de la Directiva Marco de residuos 2008/98/CE (Decisión de Ejecución (UE) 2019/1004, Decisión de Ejecución (UE) 2019/665), que especifican que solo se considerará reciclaje aquellos residuos municipales que realmente se conviertan en materia prima y que, por lo tanto, vuelvan al ciclo productivo. Cualquier rechazo que se produzca en las operaciones de valorización y/o cualquier material que finalmente no se destine a valorización material se debe descontar de las cantidades recuperadas.

Un estudio del Consorzio Italiano Compostatori elaborado en 2021 en más de 80 plantas revela que cada punto porcentual de impropios de la FORM genera 2,7 puntos porcentuales de rechazo en las plantas de compostaje, que se deben restar en el cálculo del reciclaje neto.

Los impropios, que aportan información sobre la calidad de la recogida, son determinantes para definir un modelo óptimo de recogida. Además, los impropios restan eficiencia a los procesos de tratamiento y reciclaje de residuos y nos alejan del objetivo de reducir las cantidades de residuos destinados a depósito controlado (máximo 10% del total de residuos municipales, incluidos rechazos de tratamiento, en 2035).

Hay otro indicador, poco conocido, poco calculado y de gran importancia en la definición de modelos de recogida eficientes: la cantidad de biorresiduo que contiene la fracción resta.

Hay otro indicador, poco conocido, poco calculado y de gran importancia en la definición de modelos de recogida eficientes: la cantidad de biorresiduo que contiene la fracción resta.

Conocido el indicador de captación de la FORM, este indicador permite evaluar también la eficacia de las acciones de prevención de residuos orgánicos y el autocompostaje. 

La ratio de captación de la FORM y la cantidad de FORM en la fracción resto pueden ser bajos porque se han realizado grandes acciones de reducción de la materia orgánica y/o porque se recicla en origen mediante el compostaje doméstico o comunitario. Ahora bien, si la ratio de captación de la FORM es bajo y la cantidad de biorresiduo en la fracción resto es alta, el modelo de recogida no es eficiente.

Para medir este indicador se requieren caracterizaciones de la fracción resto.

Estas caracterizaciones, así como las de los residuos que se destinan al vertedero, serán cada vez más frecuentes. La Orden TED/789/2023, del 7 de julio, por la cual se establece el método de cálculo del coste de emisión de gases de efecto invernadero en vertedero, prevé, a partir de enero de 2024, gracias a caracterizaciones periódicas del residuo, determinar los diferentes tipos de fracciones orgánicas que contiene, sobre las cuales se estimará una cantidad máxima de gases que pueden emitir a largo plazo en base a las guías del Grupo Intergubernamental de expertos sobre Cambio Climático.

Indicadores económicos

En cuanto a los indicadores económicos, el gasto corriente de gestión de los residuos municipales (recogida y tratamiento) se debe establecer en relación con el número de habitantes y el tiempo, y en relación con el número de viviendas. La valoración económica en términos ambientales no será correcta si se relaciona con la cantidad de residuos recogidos. Es necesario poner el foco en las escalas superiores de la jerarquía de residuos; los modelos más eficientes que también velan por la prevención y reutilización de los residuos tendrían peores resultados; en el sentido de que cuantas menos toneladas de residuos se generen, más alto sería el costo por tonelada. Por lo tanto, es esencial establecer indicadores referidos al gasto por vivienda servida, es decir, por unidad tributaria, lo cual haría comparable las diferentes experiencias; este indicador, además, tiene en cuenta parte de la población flotante, como es el caso de las segundas residencias.

Indicadores de huella de carbono

Y por último, inequívocamente, el indicador de la huella de carbono de la gestión de los residuos municipales determina las emisiones de gases de efecto invernadero en toneladas de CO2 equivalente. En este caso, sin embargo, existen múltiples calculadoras… tantas que el cálculo pierde credibilidad, cuando es el objetivo principal de todas las políticas ambientales… pero en cualquier caso, ¡esto corresponderá desarrollarlo en un nuevo insight!