El pasado 24 de abril el Parlamento Europeo aprobó el nuevo reglamento de envases con el objetivo de reducir la cantidad de envases generados en la UE. Las nuevas medidas pretenden hacer frente al constante aumento de envases desechables y a la problemática de los envases innecesarios, armonizar las normas del mercado interior e impulsar la economía circular.
El nuevo reglamento representa un gran reto para empresas y organizaciones, puesto que fija tanto objetivos de reducción como de reutilización.
Si nos centramos en la reutilización, deberes especialmente pendientes en el estado español, el nuevo reglamento prevé objetivos específicos de reutilización para 2030. Los distribuidores de bebidas y comida para llevar tendrán que ofrecer a los consumidores la opción de llevar su propio envase y deberán esforzarse para ofrecer el 10% de los productos en un formato de envase reutilizable. Este término, «el esfuerzo», habrá que ver como se concreta y hay que esperar que el reglamento no se acabe aplicando como un simple trámite consistente al poner un cartel al establecimiento que informe el cliente del derecho a aportar su envase. En este sentido, el reto se traslada a la administración estatal y autonómica que podrán concretar más esta medida para que sea realmente efectiva.
El texto también se refiere a medidas relativas al contenido mínimo de material reciclado que tienen que contener los envases, a los requisitos y certificaciones que acrediten la reciclabilidad, a la obligación de incorporar medidas que garanticen la reducción al mínimo de los envases al etiquetado y al control de los envases que se ponen al mercado, entre otros.
Este camino ya se inició con la aprobación del Real Decreto 1005/2022, de envases y residuos de envases, y ahora habrá que adaptarse a los requisitos fijados por el reglamento europeo, que es de aplicación directa, en todos los aspectos que representen una mayor restricción.
Las empresas y organizaciones necesitan, pues, incorporar políticas que los permitan transitar hacia una economía circular basada en la prevención y la reutilización, incorporando el análisis de ciclo de vida y el ecodiseño en la misma estrategia.
Hay que plantear este reto como una oportunidad de posicionamiento y tomando conciencia que esta transición es necesaria e ineludible.
Desde Spora trabajamos para acompañar en las empresas y las organizaciones en el proceso de adaptación hacia la circularidad, no solo con el objetivo de dar cumplimiento a la normativa, sino de definir estrategias efectivas que contribuyan a reducir de forma tangible los residuos de envases que se generan en las diferentes fases de la cadena productiva y de consumo.
A pesar de que la nueva normativa fija objetivos de reciclaje y presenta medidas que tienen una incidencia directa sobre la ciudadanía y sus hábitos de consumo, el reto mayúsculo se presenta por las empresas y las organizaciones, que tendrán que adaptar sus procesos productivos y logísticos para dar cumplimientos a los nuevos criterios de prevención, reutilización y reciclaje.