En un mundo cada vez más competitivo, la identidad corporativa se convierte en una herramienta estratégica clave para asegurar la diferenciación de la competencia y garantizar el posicionamiento empresarial. Además, la definición de una narrativa comunicativa y de una imagen -generada por la suma de diferentes elementos: diseño, colores, tipografías y elementos gráficos y compositivos- es esencial para transmitir los valores de las corporaciones y conseguir conectar con su público objetivo.
